martes, 26 de febrero de 2019

Conexiones y desconexiones: el eneagrama


Aquí me hallo de nuevo, frente al ordenador, tras algunas semanas sin escribir. Han sido unas semanas realmente difíciles para mí, pero tengo la teoría de que es en el sufrimiento cuando los seres humanos podemos experimentar un mayor crecimiento. He tenido días en los que realmente vivía dentro de mi cabeza, lleno de miedos y sin fuerzas para nada. Acababa de llegar a Alemania con ganas de comerme el mundo y el mundo me parecía comer poco a poco. Pero volví a salir de ahí. 

Hace un tiempo comenté los beneficios que había traído la práctica de la meditación, concretamente de la práctica de Mindfulness, en mi vida. Meditar es una forma de frenar y empezar a ser en lugar de estar obsesionado con la actividad y el hacer. Es volver a ser un ser humano y no un hacer humano. Es estar a solas contigo mismo y encontrarte con el miedo a través de la compasión. Suena muy espiritual, ¿verdad? Pero la realidad es que si tú eres la única persona con la que tienes la certeza que vas a acabar al final de tu vida, ¿por qué no cultivar momentos de satisfacción contigo mismo?

La meditación no es una panacea, eso también es importante saberlo. Pero ayuda el descubrir que no somos ni nuestros pensamientos ni nuestras emociones, sino el observador de esos pensamientos y emociones. Podemos elegir libremente con qué nos identificamos. Aparte de la meditación, hoy quería hablaros de algo que me ha ayudado mucho a conocerme a mí mismo en estos últimos meses.

El eneagrama de la personalidad


El eneagrama es una herramienta utilizada en psicología y en coaching que afirma que se nos puede asignar una personalidad que define cómo somos, dentro de las 9 disponibles. Una vez realizado uno de los múltiples tests que podemos encontrar en Internet, nos dirán a qué tipo de personalidad —o eneatipo— pertenecemos. Y te dice además cuáles son los otros eneatipos en los que más puntúas. 

Yo era y soy el primero que está en contra de las etiquetas. Y realmente el eneagrama atenta contra este principio fundamental de no ponerle etiquetas a nada ni a nadie que tanto he defendido. Sin embargo, el análisis que realiza de tu personalidad una vez recibes los resultados es sorprendente. ¡Es muy fácil verte reflejado en las líneas y líneas de palabras que describen tu eneatipo! Utilizaré algunas imágenes de la página del psicólogo y coach Jordi Pons para ilustrar un poco de que va todo esto. 

En la primera imagen, podemos ver el rasgo más característicos de la personalidad. Por ejemplo, en mi caso, yo soy un eneatipo 1, el denominado perfeccionista. Se supone que siempre busco mejorar las cosas, porque para mí, las cosas no están lo suficientemente bien tal y como son. Otros rasgos de esta personalidad son la autoexigencia y la crítica.




A continuación tenemos el "pecado" o la emoción con la que más nos cuesta fluir, y la cual debemos trabajar para mejorar personalmente. En mi caso, es la ira. Muy poca gente me ha visto enfadado, porque dentro de mí concibo el enfado como algo malo. Es decir, niego la ira. La racionalizo y me digo a mí mismo: no debo enfadarme. Y como todos somos espejos, no soporto cuando alguien se enfada conmigo. En esos momentos, me invaden otros sentimientos negativos, como la culpabilidad. Incluso cuando son cosas que van más allá de mi control. Este es un poco el tema de la carcel mental de la ira. Mi aprendizaje pasa por decir: "oye, esto me está sentando mal, a lo mejor es que la forma de pensar que tengo acerca de esto me está haciendo más mal que bien". La ira racionalizada y no expresada genera y desemboca más perfeccionismo y mayor crítica, tanto a los demás como a uno mismo.




En resumidas cuentas, el eneagrama sirve para ver cuáles son tus fortalezas y cuáles son tus debilidades. Dice, además, a qué otro eneatipo deberías tender con el fin de mejorar dentro de tu personalidad. Porque, claro, el camino es distinto dependiendo de cada persona, y lo que me pueda aplicar a mí puede que no sirva para ti. Por ejemplo, como eneatipo 1 debería tender al eneatipo 7. Sin embargo, cuando me vuelvo más ansioso y depresivo, tiendo al 4.




A su vez, cada eneatipo puede tener ciertos rasgos de su ala, es decir, de los eneatipos que tiene a los lados. El eneatipo 1, por ejemplo, puede tender al 9 o al 2. Me pareció una herramienta curiosa que me dio mucho que pensar. No me junto con gente de mi eneatipo, pero sí es cierto que la mayoría de las personas de mi círculo son de los mismos eneatipos. 

Un gran experto en el tema en España, además de pertenecer al mismo eneatipo que yo, es Borja Vilaseca. Podéis ver sus charlas por YouTube y la verdad que merecen muchísimo la pena. Eso sí, sin obsesionarse con esto.

El test para saber tu eneatipo lo puedes encontrar aquí.
Información acerca del eneatipo que eres, aquí. 

¡Hasta la próxima!








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