jueves, 18 de abril de 2019

El ego espiritual

Si te interesa el tema del desarrollo personal, seguro que estás más que familiarizado/a con lo que es el ego. Hay varias definiciones y formas de verlo, pero básicamente es la máscara o imagen que utilizamos a la hora de interactuar tanto con los demás como con uno mismo. Muchas veces decimos que "algo nos ha hecho enfadar o que algo nos causa sufrimiento". De la forma en que yo lo veo, esto sigue siendo una forma de ver la vida victimista, y sigue fomentando buscar culpables fuera, cuando el único culpable que debes buscar lo tienes dentro. La realidad es que nadie tiene el poder de hacerte sufrir. Y tampoco de hacerte feliz. Eso eres tú mismo/a el que te lo creas con los pensamientos y las emociones que te dejas creer. Pero bueno, en términos generales, nos interesa saber ahora mismo que si nos perturbamos es porque nuestra imagen pública -el ego- está siendo amenazada.

Es muy complicado desidentificarse de esta imagen que todos nos hemos creado desde nuestra infancia para adaptarnos al medio y a las circunstancias que nos tocaron vivir. Al fin y al cabo, la vocecita que tenemos dentro de nuestra cabeza nos conoce muy bien, y vivimos sobreidentificados con nuestros pensamientos y nuestras emociones hasta el punto de pensar que somos todo eso. Pero esa no es la realidad. Tú no eres tus pensamientos y emociones, sino el observador de esos pensamientos y emociones. En este sentido, es importante explicar por qué es fundamental la meditación a estas alturas de la vida. Yo practico meditación, no porque busque un estado de relajación catársico o algo parecido, sino porque me da tiempo. Es curioso, pero la meditación es una práctica que conlleva tiempo, pero que acaba dándote más tiempo. Tiempo de reacción de forma que cuando te viene un pensamiento o una emoción que te suele perturbar, tengas mayor tiempo de reacción y una posterior mejor respuesta emocional. Y os lo dice alguien que se deja perturbar muy fácilmente cuando algo no se adecua a su ideal de realidad. Es lo que tenemos los iracundos

Foto de Kyle Gleen de Unsplash
Pero la pregunta que nos atañe hoy es distinta, y algo más profunda. Una vez definido a grandes rasgos qué es el ego, cabe preguntarse: ¿qué es el ego espiritual? El ego espiritual para mí es esa vocecita que me sale dentro que, bien aunque siga siendo mi ego hablando, está bien camuflado de supuestas "buenas intenciones". Os pongo un ejemplo. Imagináos que yo empiezo a meditar, a quitarme el gluten y a tomar té de bayas de una hierba que solo crece en el Himalaya. De repente, empiezo a sentirme genial, porque estoy invirtiendo mucho en pasar tiempo conmigo mismo y en mi bienestar. Pero, entonces llega mi amigo Luis y me dice que él no va a meditar en la vida, que no va a dejar el gluten jamás, y que vaya asco de té que me hago todos los días por la mañana. Y yo empiezo a juzgarlo: ¡Claro, cómo va a estar bien, Luis, con la vida que lleva! Y automáticamente considero a Luis inferior a mí por no hacer lo que yo hago. Suceden dos cosas en este momento: falta de aceptación y exceso de soberbia. Y hay que ser muy valiente para reconocer esto, pero es algo que nos sucede a todos por dentro. ¿Quiénes somos nosotros para saber lo que necesita otra persona? ¡Bastante tenemos con nosotros mismos!

Con esto os vengo a decir que cuidado con el ego espiritual, que parece que viene cargado de buenas intenciones, pero para nada. La clave es hacer como dijo Gandhi: "Sé (tú) el cambio que quieres ver el en mundo".

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