Que quede claro. Yo no soy nadie para ti. Sin embargo, si has llegado hasta aquí, es por interés, interés en mí, en conocerme más. He aquí una pequeña historia encontrada en la red sobre ambición y, como no, felicidad.
https://www.youtube.com/watch?v=ks1a_8aNLLo
«Un hombre rico veraneaba en un pueblo de pescadores. Cada
mañana, solía pasear por la playa, y siempre veía a un pescador dormitando en
su barca. Un día se le acercó y, tras los saludos de rigor, le dijo:
—Y usted...
¿no sale a pescar?
—Pero si usted pescara más, conseguiría más dinero, ¿no?
—Bueno, con más dinero podría usted tener un barco más
grande.
—¿Un barco más grande?
—Pues claro... Con un barco mayor usted conseguiría más
pesca, y más pesca significa más dinero.
—¿Y para qué quiero yo tanto dinero?
—Pero... ¿no lo entiende usted?: con más dinero podría
comprar varios barcos, y entonces pescaría mucho más, y se podría hacer rico.
—¿Yo? ¿Ser rico?
—Sí, claro... ¿acaso no desea ser rico? Podría usted
comprarse una casa bonita, tener un coche, viajar, tener toda clase de
comodidades...
—¿Y para qué quiero yo esas comodidades?
—¡Dios mío!... ¿Cómo es posible que no lo entienda?... Si
usted tuviera comodidades y riquezas, entonces podría usted retirarse a
disfrutar y descansar.
—Pero, caballero... ¿no ve usted que eso es justo lo que
estoy haciendo ahora?»
Vivimos en un mundo de exigencias de los demás, pero, sobre todo, también de uno mismo. Ponte freno.
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