Cuando quieres
tocar el suelo sin pies,
estar en
Roma y Bangladesh,
ves la calma
en los ojos de la gente,
y los pensamientos
que no te dejan en tu mente.
¿Nunca os ha
pasado eso de vivir pendientes de la velocidad?
Querer saber
tu futuro de antemano,
sabiendo que
para ti no es sano,
predecir
todo lo que te va a pasar,
como si
tuvieras el destino en tu mano,
como el que
lo tiene todo controlado,
como el que sin
alas cree poder haber volado.
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