lunes, 10 de marzo de 2014

Cortado con sacarina

Esto va por las tazas de café conmigo mismo.

Que es que me da igual si hay lluvia, sol, viento o desprendimientos; que me va mejor desde que sé que hay escala de grises, blancos y negros con sus matices. Que a veces me ahogo en los mares de mis pensamientos pero no miento si te digo que me va dando igual. Que uno acaba aprendiendo que el perfeccionismo a veces es lo contrario a lo bueno porque lo perfecto no existe, y si existe, ¿qué más da? Que con el tiempo he decidido que me niego a ser el pasado, presente o futuro de otra vida que no sea la mía.

A veces me imagino viviendo en una especie de burbuja incomunicada, como dejando tu vida en stand-by;  eso tiene que ser maravilloso. De hecho, sé de gente que va dando saltos de país en país dejando su vida en estado de espera durante tiempo indefinido. Me imagino no haciendo nada por obligación, como llamar o quedar con alguien sin que te apetezca, cumplir promesas que no significan nada, y cosas por el estilo. Ahí fuera solo estarías tú mismo, dedicándote a desenvolverte en tu nueva situación.

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