pero no
vuelvas a decir que tú no crees en el destino
si escrito
está el tiempo que tardaste en cambiar el de este granadino.
No digamos
palabras, para eso están los roces de saliva,
pero no me
digas que no me conoces de nada
cuando me sé
el tiempo que tardas cada día en alegrar mi cara.
No digamos
nada, que hablen los suspiros,
pero no me
vuelvas a decir que somos desconocidos
si tengo
hasta el record de tiempo en quitarte tus mejores vestidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario