era sonreír por sonreír,
no faltaba de nada,
hablando hasta altas horas de la madrugada,
antes de darme cuenta,
acabó sin que empezara.
Una historia a medio hacer,
como el primer bocado de un helado,
un par de versos de Machado,
otro tonto de los tantos enamorados.
Pero no nos engañemos,
no es amor el que no te deja vivir,
sino el que te dice que merece la pena,
si
durante el camino se es feliz.
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